Lleva años en la localidad. Lo puedes ver vendiendo bolsos, zapatillas o camisetas. Lo puedes ver disfrutando de su pasión, el fútbol. Lo puedes ver, siempre, con una sonrisa en los labios. MBay Diop es uno de esos barbateños que aunque, no sea de nacencia, sí se ha integrado en una localidad acogedora con todo aquel que profese cariño por esta tierra. El senegalés desde pequeño se enroló en las filas del Barbate Club de Fútbol. Las categorías inferiores le vieron crecer y le hicieron creer en una familia, al estar tan distante de la suya natural.

Por la cuestión de los “papeles”, se complicaba su salto al primer equipo. Hasta que José Luis Aguilar, ‘Levante’, decidió hacer todo lo posible y, junto a Manolo Quintero, conseguir que formara parte de la plantilla del club rojillo en Regional Preferente. “Por una cosa o por otra nadie le daba la oportunidad, hasta que cogí al equipo y le hicimos la ficha, tardara lo que se tardase en ser aprobada”, comenta su entrenador y amigo. Así consiguió que el año pasado fuera su primer año de juvenil y dar el salto definitivo esta temporada.

La plantilla del primer equipo junto a aficionados y al jugador Mbay.

En cuanto a sus habilidades, Levante se sincera y entiende que “no es muy técnico, ni táctico, pero tiene mucha velocidad y aporta mucho al equipo”. Ese plus que muchos no pueden dar y que hace distinto a un equipo. Es el pegamento que une a un grupo y hace la convivencia “mucho más alegre”. Su familia estaba en el Municipal. Borrás, uno de los más veteranos, le apodaba ‘Tito’, mientras que a Zubi (portero) le decía ‘Papá’. Y así, hasta completar un núcleo familiar inusual que hacía la vida más llevadera a este senegalés que sólo tiene en el país esta compaña y la de algunos de sus paisanos que también se buscan la vida por esta tierra.

Y si se escribe en pasado, es porque MBay se marcha a Huelva a trabajar de temporero “o de lo que salga”. A sus 19 años, conoce de primera mano lo duro de la vida. Deja su afición y su ‘bálsamo’ del fútbol para ganarse un jornal e intentar volver en los meses estivales. Eso sí, con la gracia que le caracteriza dejó claro a su equipo “que mandaría una caja de fresas”, como apunta Rafael Cabeza, masajista del club.

Los jugadores hicieron entrega de un obsequio al jugador senegalés.

Emotivo homenaje

Por todo ello, el pasado domingo tras el partido del Barbate frente al Algeciras B, a pesar del injusto empate, se vivió una auténtica fiesta. Era su último partido y MBay jugó de titular en el lateral. Fue sustituido ante la sonora ovación del público y los cánticos de la afición. Al término del mismo, el senegalés recibió el regalo de los ‘Atunes Rojos’ de una bufanda del equipo, una pieza que se colocó en la cabeza y que llevó en todo momento durante la jornada dominical.

Aunque el instante más emotivo llegaría en el almuerzo de club y afición, cuando los jugadores, cuerpo técnico y directivos hicieron entrega de un detalle como recuerdo. Un cuadro donde se plasmaban varias instantáneas del jugador. Rafa ejerció de maestro de ceremonia. Las lágrimas afloraron en el senegalés, así como en el resto de los presentes, que se fundieron en un caluroso abrazo. A partir de ahí, las bromas, las risas y los cánticos fueron la continuación de una prórroga que se jugará en otros tierras, donde se debe buscar la vida.

Aquella tarde, en aquel estadio, fuera del campo, se representaron los valores del fútbol, que estarán presentes en la memoria de una plantilla cuando necesite recobrar fuerzas y alegrar su estado anímico. 

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