La transición democrática, para algunos, ponía fin a cuarenta años de dictadora de Francisco Franco, el Caudillo de España “por la Gracia de Dios”. Borrón y cuenta nueva. Perdón, pero no olvido. Sin embargo, años más tarde la Ley de la Memoria Histórica comenzaba a recordar un tiempo pasado que, para muchos, fue mejor, para otros, no tanto. No tanto para familiares, hijos, nietos, hermanos… de aquellos cuerpos sin vida que aún se encuentran en alguna cuneta, tras la  funesta Guerra Civil y su posterior represión.

En Barbate, tras la independencia o mejor dicho, segregación del municipio de Vejer, conseguida, como está más que demostrado por los rotativos de la época, por el laborioso trabajo de todo un pueblo desde los años 20, a Francisco Franco se le concedió el honor de sumar a su títulos el de Fundador, pasándose a denominar el municipio como Barbate de Franco. En concreto, fue el 21 de octubre de 1949 cuando se aprobaba en sesión extraordinaria, con Agustín Varo a la cabeza, el nuevo apellido de la localidad, siendo en mayo del 50 cuando se aprobó definitivamente por el Ministerio del Interior. Francisco Conde, archivero e historiador local, así lo demuestra en un artículo publicado en el Círculo de Amigos de Vejer, describiendo el procedimiento que se siguió y, lo que “costó” quitarse el sobrenombre.

Un apellido que todavía no se lo ha quitado la ciudad, a pesar de ser revocado, a petición de la Junta de Andalucía en 1997 (fracasó un intento del PCE por quitarlo en 1982), y no hay nada más que ver las correspondencias postales y las alusiones en internet que existe del mismo.

No sólo fue el apellido, sino que a Franco se le concedió el premio de ‘Medalla de Oro, Platino y Brillantes’, un hecho que recoge las crónicas de la época que debía ser “por suscripción popular”, ante la presencia del  gobernador civil, Rodríguez de Valcárcel, y Fernández Ladreda, entonces Ministro de Obras Públicas, donde también se les concedió a ellos sendas medallas de oro de la Villa. No se tiene constancia de que estos premios se llegaran a entregar, pero el nombramiento queda vigente en la actualidad.

Callejero de la época

Después de que el callejero de Barbate se viera enriquecido, tras la Comisión Gestora de 6 de septiembre de 1940, con nombres de generales, capitanes, lugares y hasta buques de la tan cruenta guerra, victoriosa para algunos, criminal para otros, la Ley de Memoria Histórica obligó cambiar en 2008 muchos de éstos (37 entre Barbate y Zahara), a través de una Comisión de Denominación de Calles.

Aunque bien es cierto, que hay nombres de esa época que se quedaron en el tintero y quizás la nueva ley andaluza obligue una revisión.  Calles que tienen que ver con la independencia y por ello se respetaron, Agustín Varo (alcalde de Barbate), Juan Morillo (alcalde de Vejer) o Fernando Albi (redactor del informe de segregación) y otras que reflejaban personajes conocidos de la aldea, caso de Doctor Valencia o el falangista Patricio Castro. Sobre este último, precisamente, en el pleno de 16 de mayo de 2011 de la anterior legislatura, se decidió “dejar sobre la mesa y pasar a la Comisión de Estudio de la Memoria Histórica”, algo que ha quedado en el aire, ya que la calle aún figura en el nomenclátor municipal.

Otros nombres de calles siguen apuntando a altos cargos, como el caso de Antonio Naval Mellado, del cuerpo de la Guardia Civil, o su paralela, José Martínez Romero, delegado provincial del Instituto Social de la Marina. Otra de las calles que señalan una época oscura de la historia de La Janda, es la de Hermanos Romero Abreu.

Insignias en edificios

Todo esto podrá volver a ser revisado, tras la aprobación definitiva de la nueva Ley de Memoria Democrática que prepara la Junta de Andalucía. Una ley que tendrá en cuenta, por ejemplo, el caso de las insignias en edificios públicos. En el capítulo V se habla de la “retirada de los símbolos de exaltación del franquismo o de carácter antidemocrático”. Así, en Barbate se hallan vestigios de esta época que, debido al coste que suponía quitarlos, según fuentes del Consistorio, todavía permanecen expuestos al público.

Sin ir más lejos, en el propio edificio del Ayuntamiento se encuentran dos escudos del Barbate franquista. Uno se halla en la fachada del edificio, siendo el escudo aprobado bajo el mandato de Agustín Varo y otro en el interior, en una placa homenaje al primer alcalde tras la independencia. Por otro lado, y como nota curiosa, en la misma mesa que preside el salón de Plenos, donde el alcalde-presidente abre y cierras sesiones plenarias, se halla este mismo escudo en relieve de madera. Lo curioso del asunto es que, justo encima, coronando la sala, se halla el actual escudo barbateño, aprobado desde el año 1981. Cabe destacar, que en el primer escudo figura tanto las insignias de la Casa de Franco, como las de Falange Española.  

Si bien el borrador de la ley alude en el artículo 48 a que “cuando estos símbolos estén colocados en edificios de carácter privado, se procederá igualmente a su retirada”, no habla nada de las insignias que se hallan en otros lugares, caso del escudo en el paso de la Cofradía del Amor, o los que están incrustado en la propia corona de la Patrona de Barbate, la Virgen del Carmen (escudos de Barbate y España con el águila imperial).

Títulos honoríficos

En la disposición primera del citado anteproyecto, se esgrime que “en el plazo de un año” se debe proceder a “revisar e invalidar todas las distinciones, nombramientos, títulos honoríficos

y demás formas de exaltación de personajes ligados al régimen franquista”. En 1970, siendo alcalde, Diego López Barrera, se nombró a Francisco Franco ‘Alcalde Honorario y Perpetuo de la Villa’.

Según  publica en su artículo Conde, recogido de las actas plenarias, argumentan para este nombramiento que Barbate “nace como municipio independiente en plena Cruzada de liberación, después niño aún recibe la protección de nuestro Caudillo”, añadiendo los últimos acontecimientos con la crisis pesquera con el reino alauita “tenía plena conciencia de que Franco y su gobierno no nos olvidaba; así se firman tratados y se crean comisiones”.

Según la ley, una vez que se apruebe, se deberán realizar “las diligencias oportunas” que lo certifiquen para erradicar este título, así como el anterior descrito, la Medalla de Oro, Platino y Brillantes. Para lo que unos es “remover el pasado”, para otros es “hacer justicia”.