Un nuevo caso de corrupción ha saltado a la palestra, la trama Púnica. Otro más. Esta trama ha tenido en la Comunidad de Madrid gobernada por el PP. Este caso salpica a un PP que ha traído consigo recortes y que no sólo ha alentado la emigración de los jóvenes, los ha echado. En este caso han sido imputados políticos, funcionarios y empresarios hasta sumar 51 presuntos implicados. Todos ellos han estado presuntamente implicados en esta trama que adjudicó servicios públicos valorados en 250 millones de euros a cambio de pagos y comisiones ilegales. Es vergonzoso.
En los últimos años hemos conocido unas cuantas tramas: Gürtel, Bárcenas, Urdangarín, ERES, Rato, Bankia, Pokemon… Nuestros gobernantes son los campeones de la corrupción.
La corrupción nos muestra un sistema político caracterizado por redes presuntamente corruptas que al tiempo que sacaban grandes réditos de su posición, mientras recortaban en sanidad, educación y prestaciones sociales. Lo más significativo es que muestran un sistema que les beneficiaba. Todo parece mentira, ante la duda pensamos que nos engañarán y nos utilizarán en su propio beneficio. La política y la clase política generan gran rechazo, hastío casi diría pereza. Y no debería ser así, pero después de estos años de mentiras y corrupción llegamos a la sencilla conclusión de que se han pasado, han vivido por encima de sus posibilidades. Estamos inmersos en una gran crisis política e institucional que Podemos y Ciudadanos entienden como una ventana de oportunidad para resquebrajar el sistema político comandado por el PP y el PSOE.
No deja de sorprenderme que hasta hace unos años nadie sabía nada. Ahora cada día salen a luz nuevos presuntos casos de corrupción. Ya asi no sabemos del caso que hablan, uno más da igual. El coste político es mínimo. Ya decía Barricada en una de sus canciones que “ahora no sabes nada, imagina lo demás”. En ese punto estamos.