Los grandes derrotados de la jornada electoral no se lo creían, pero los vencedores tampoco como demuestra la imagen de Ada Colau festejando. Los resultados de la elecciones del pasado domimgo son históricos. Parecía imposible, pero el cambio político comienza a institucionalizarse. Hasta aquí ha llegado la política, tal y como la conocíamos en nuestro país. Se está gestando una política de acuerdos y pactos entre cuatro partidos, muy diferente del sistema político dirigido por dos grandes partidos del que veníamos. El cambio político ya es posible con la fuerte entrada en las instituciones de Ciudadanos, las candidaturas de unidad popular y Podemos.

Lo más novedoso se ha producido en las grandes ciudades con los resultados de las denominadas candidaturas de unidad popular, las cuales se han convertido en alternativa a los grandes partidos. El PP ha sido derrotado en Santiago de Compostela a manos de una candidatura de unidad popular, marea en Galicia, y ha perdido una gran cantidad de apoyos en las grandes ciudades. Estas candidaturas han sido las grandes vencedoras, en parte, gracias al apoyo e impulso de un Podemos que sale reforzado.

Un factor determinante para explicar estos resultados es el nuevo voto útil en las grandes ciudades. Es un hecho histórico que el PSOE no haya logrado aglutinar en su favor el voto de izquierda y centro-izquierda en algunas ciudades como Madrid, Valencia, A Coruña y Santiago de Compostela. De todos modos y pese a este hecho el PSOE aguanta como segunda fuerza política en el conjunto del país.

Por último, el resultado de Ciudadanos no es tan positivo como apuntaba el último CIS, pero es un buen resultado. Esta formación se ha consolidado como una fuerza política capaz de condicionar gobiernos. El cambio político en nuestro país dependerá, en gran medida, del papel que juegue esta formación, puesto que entiende como claves para el cambio la transparencia, la participación política y la regeneración democrática.