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FITÚN

Editorial | 27 de enero de 2014

Tras lo acontecido este año, por el balance de las personas que han asistido, así como las opiniones por las redes sociales, de una manera muy modesta a esta edición de la feria le llamaremos FITÚN, Feria Internacional del Atún.

Hace algún tiempo el crítico gastronómico Pepe Monforte, con su humor culinario, bautizaba muy acertadamente la Feria Internacional de Turismo (FITUR) como FRITUR, por aquellos de la “frituritas variadas” que uno se podía encontrar allí. Tras lo acontecido este año, por el balance de las personas que han asistido, así como las opiniones por las redes sociales, de una manera muy modesta a esta edición de la feria le llamaremos FITÚN, Feria Internacional del Atún.

Y es que nuestro querido compañero de viaje ha sido uno de los protagonistas de la muestra. Ya sabemos que las muchachas de Gandía han sido muy preguntadas, al igual que la parte de la Vuelta España, pero para nuestros ojos de túnidos tunantes, el Atún, con mayúsculas, ha vuelto a conquistar muchos corazones y mayores paladares.

Las empresas barbateñas especializadas en este sector, así como gran parte de la campaña de la delegación de Turismo, se han fijado en este manjar para descubrir la cultura trimilenaria de la almadraba, modernizada con las nuevas formas de vivir, comer y sentir al pata negra del mar. La Ruta Milenaria, así como la certificación de la mojama con su identificativo autóctono, ha potenciado aún más si cabe el producto estrella de nuestro entorno y por el que se han puesto las miras para el futuro.

Barbate se ha “vendido” en Madrid. Los empresarios y el Consistorio se ha encargado de ello, con un trabajo importante para servir de cebo y que piquen en el anzuelo turístico. Desconocemos si se ha llegado a algún acuerdo interno entre empresa, agencias de viajes y demás, pero abogamos porque la presencia de Barbate en FITUR se repita de esta manera y no sólo llevando panfletos. En este caso, se ha acertado.

El pero viene ahora. Se ha descubierto el secreto de una tierra de maravilla, un clima espectacular, un paisaje paradisiaco, un entorno idílico para el turista pero… ¿dónde se quedan a dormir? La ausencia de plazas hoteleras en un hecho que, a pesar de tantos macroproyectos, sigue siendo un lastre para nuestro turismo. Eso y el estado actual de la población. La limpieza y la seguridad son dos pilares básicos que también deberán ser potenciados en lo que resta hasta la llegada masiva de visitantes.

Por supuesto, ese es el reto. Se ha iniciado la cuenta atrás de un cronómetro que ha empezado tarde. El verdadero éxito de Fitún dependerá, no del balance que hoy hagamos, sino de lo que venga después. Primero, que el visitante venga; segundo, que regrese. De esta manera se delimitará el éxito o el fracaso, mientras tanto es sólo humo.

En la maceta hay que sembrar una buena semilla para que florezca, pero si la maceta está hecha añicos, si la arena y el abono no son los adecuados, si no se riega constantemente, la flor o no llegará a florecer o se marchitará al poco tiempo. Ahora queda trabajo, mientras nos quedaremos con la satisfacción de ver a nuestros paisanos agradar en la Feria del Turismo y esperanzarnos en que FITÚN sea el incentivo dinamizador que impulse nuestro pueblo. 

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