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Circo Quirós

Joaquín Fernández | 20 de octubre de 2014

“Ya ha llegado a la ciudad…”, escuché la semana pasada cuando paseaba por la calle de una ciudad andaluza. El sonido que anunciaba el evento salía de los altavoces que portaba un coche en su techo, al estilo Orugo en barbateño. El sonido me llamó la atención y puse el oído: “…El gran Circo Quirós: equilibristas, magos, leones y payasos, muchos payasos”. Así lo anunciaba la grabación.

En un primer momento me harté de reír, pero después, pensándolo fríamente, la cosa era más seria. Y es que vaya circo el que nos han montado en Barbate. Dos mayorías, y el partido más votado en las europeas. ¿Tanta gente le debe favores a este equipo de Gobierno? El circo de las deudas, el de la incapacidad si no es con ayudas; el circo de leones que rujen si aparece una plataforma ciudadana que exige transparencia; el de ilusionistas que olvidan las tradiciones como el carnaval o la Feria del Carmen; el de los magos que en un chasquido de dedos aumentan la deuda a decenas de millones; el de los payasos que hacen reír alardeando que Barbate está limpio; o el de mujeres barbudas cobrando por no hacer nada. Un circo en toda regla.

La carpa, lo mejor. Un circo que se cae a pedazos. Un edificio que nos avergüenza a muchos barbateños, no sólo por lo que se cuece dentro, que ya nos lo han demostrado, sino por la falta de cuidados.  Paletazos de cemento, cables colgando, puertas que se caen y grafitis made in Barbate.

Bien cara que hemos pagado la entrada de este espectáculo. No sigamos esperando a que entre una racha de levante para que se vayan de aquí. Tenemos en nuestras manos razones para que se marchen. El verdadero Circo Quirós nos ha visitado en unas cuantas ocasiones. Nunca he ido, a pesar de que nos empapelan todo el pueblo de carteles. Pero el que lleva ocho años en una carpa amarilla no merece ni llamarse circo, aunque lo disfrutamos constantemente. 

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