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El Teatro Cine Avenida

Juana María Malia Pérez | 11 de marzo de 2014

Mis viejas cortinas rojo escarlata, se habían oscurecido con el paso del tiempo....

Y ahora que lo pienso, parece que hubiera dormido mucho y ahora despertara al mundo futuro. Y es que todo va cambiando, así que he de reciclarme.

       ¡Ay qué tiempos aquellos!

       Por aquí pasaron grandes figuras del arte y del cante, los recuerdo a todos y cada uno...

      ¡Que hombres y que mujeres! Con ese talante especial que caracteriza a la gente de la farándula.

      En el pasado tuvimos de todo un poco. Cine, Festivales, teatro, fiesta de carnaval Maestros del cante flamenco, y otras actividades culturales.

     Ahora que tengo la oportunidad voy a tomar la palabra y os contaré como ha sido mi vida, durante estos últimos años, que se me han hecho largos e interminables .Y es que la vida de un Teatro cerrado , oscuro ,sin vida, sin que nadie se suba al escenario, sin personajes, sin voces, en soledad, es una vida muy triste..... Me he sentido olvidado del mundo. ¡Pero al fin me han rescatado!

     El otro día, vinieron por aquí algunas personas importantes, miraron el recinto, hablaban y hablaban...Pero mis ojos estaban puestos en aquella chiquilla morena y pizpireta que dé un salto se subió a mi viejo escenario.... Fue como una chispa de luz...

     Ya soñaba.....Los focos, las luces rojas, los espectadores, las risas...

     Ella me habló casi en una especie de susurro

     ¡Eh viejo amigo déjame que te lo cuente!....

     Fue como un ángel trayendo el mensaje de esperanza que mi vieja vida necesitaba.

     De mis ojos brotaron dos grandes lágrimas...

     ¿Cómo es posible, si los teatros no lloran¿

     ¡Si solo somos paredes blanqueadas y pertenecemos al mundo de lo inanimado!

     ¿Cómo es que lloraba? Seguramente tantos años en silencio, abandonado solo, anciano y pobre me había cambiado....

      Ella me habló  del futuro, parecía quererme, sus palabras estaban llenas de ternura y me dijo que habría para mí un mañana de prosperidad, de cambio...Un mañana diferente.

     Sentí que era redimido... ¿Quién me había regalado el don de sentir, de oír, de hablar y hasta de llorar y reír igual que los seres humanos? Tenía ganas de saltar, bailar, gritar y de agradecer a aquella “pequeñaja “que me había alegrado la vida. Ella también estaba dotada del poder de interpretar sentimientos humanos de los seres inanimados. Antes de que  ocurriera creyó que sería posible... todo cambiaria a su a tiempo...y me convertiría

En un gran teatro, así me lo hizo saber.

     ¡Qué felicidad  ¡ todo un acontecimiento... Volvería a ser reconstruido, sería como nacer de nuevo, tener otra oportunidad y ser útil.

     Me quedé mirando sus ojos de color negro azabache .Ella esbozó una sonrisa, como si me leyera el pensamiento. Me dijo: ¡eh  al fin lo hemos conseguido! Serás reformado volverás a ser un gran teatro.

     Le hice un guiño y le susurré bajito ¿Puedes hacerme un favor? –Claro- Verás, me encantaría que no me volvieran a poner las cortinas rojo escarlata. Quiero unas cortinas doradas. ¿Unas cortinas doradas? No he visto cortinas doradas en los teatros.

     ¡Ah... Pero es que yo soy un Teatro muy especial!

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