La fiesta de la libertad lo llama algunos, la fiesta del escaqueo para otros. El Carnaval o el arte de decir. El Carnaval o el arte de salir corriendo. Letras comprometidas que pasan desapercibidas por oídos sordos que no quieren escuchar o que no quieren saber lo que piensa el ciudadano. El Carnaval es valiente cuando quiere, aunque haya plumas que no deseen serlo o no saben cómo hacerlo o van en función del viento, que según por dónde sople o es levante o es poniente. Pocas veces tenemos los ciudadanos la opción de decir a la cara lo que pensamos y/u opinamos del mundo, la sociedad, la economía, el pueblo, el gobierno, el desgobierno, la mentira o la verdad.

En esta ocasión, cuando una agrupación se sube a un escenario tiene la potestad de decir lo que piensa sin titubeos y la obligación de hacerlo y si puede ser de una forma decente. Que el alcohol no sea excusa para no ser tenido en cuenta. Hay veces que la gente que hace carnaval se pone a divagar sobre lo absurdo que es todo.

cuando una agrupación se sube a un escenario tiene la potestad de decir lo que piensa sin titubeos y la obligación de hacerlo

Decisiones a última hora, a contrarremolque, sin previsión, concursos deteriorados, lugares insólitos para actuar, frío, humedad, mal cuerpo, desidia, aburrimiento… son muchas características que se desgranan de muchas personas a la hora de hacer carnaval. Unos con responsabilidad, otros no. Pero lo cierto es que llega y toca el turno de coger al toro por los cuernos y disfrutar.

 Olvidarnos un poco de las penas y con dos coloretes mal hechos y una peluca del año la pera, podemos salir a la calle a destensionarnos. Y si encima escuchamos letras críticas, reivindicativas y con mucho humor, mejor que mejor. El arte, la gracia, la ironía, el doble sentido, la crítica mordaz, todo tiene cabida en una palabra tan simple como Carnaval, pero que encierra tanto.

Momento ideal para recoger ideas, opiniones, críticas, algunas más acertadas que otras, o, mejor dicho, más argumentadas que otras.

Momento ideal para recoger ideas, opiniones, críticas, algunas más acertadas que otras, o, mejor dicho, más argumentadas que otras. Y las coplas que suena al ritmo de una fiesta tan pasional como necesaria. Las peñas deberán cumplir su papel de ser las administradoras de noches de ensueño entre agrupaciones y público. La Pachanga, Los Bandoleros, Los Robinsones, sin olvidar Costaleros y Atún, así como tantos establecimientos que forman parte del candelario de actos programados para la ocasión.

Diviértanse, disfruten, lloren, ríen, sientan y escuchen, sobre todo, escuchen, que no hay nada más importante para una agrupación que el ser escuchada, que su mensaje llegue a quien tenga que llegar. Escuchen las letras y no salgan corriendo. ¡Feliz Carnaval!