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Político, miserable político

Luis Rossi | 08 de octubre de 2014

Querido político, tú que estás en las trincheras de la batalla, tú que bebes del fruto del electorado prohibido, tú que hielas con tu rauda memoria el ciclo incipiente del agua que brota del manantial de las promesas. 

Tú que rompes sin previo aviso los sueños de miles de ciudadanos al día siguiente de prestarte sus votos. Tú que has entendido que es mejor reír caliente, que repartir esperanza entre la gente.

Has destrozado nuestra alma, has dilapido nuestro espíritu, nuestras entrañas las has devorado cual ave carroñera voraz y torticera que destroza el más vulgar de los sueños, para hacer dueño de nuestras desdichas. A ti malnacido, hijo de mil padres, que un día te concedieron la dicha de ser elegido como el mesías y hoy sufre un pueblo entero tu condena, que es más cobarde que la pena, de no saber distinguir entre el bien común y la cartera ajena.

Ruin y miserable, debes saber que un político no es el que más limpia, sino el que menos se ensucia. 

A ti cobarde, a ti desdichado, recuerda que un día tu madre, esa que hoy vilipendias de manera tan cruel, un día te dio vida y te dejo escrito lo que un día jamás debías hacer. Ruin y miserable, debes saber que un político no es el que más limpia, sino el que menos se ensucia. El que no cobija bajo su ala estructuras piramidales de infundiosas necesidades, que no hacen sino agrandar el agujero negro que succiona nuestros sentidos.

Has tocado fondo, has tocado el suelo. Quieres levantarte, pero sin descargar tus piedras, quieres recuperarte, pero sin abrazar la vergüenza y eso, ahora que nos hemos visto tan arrastrados por el lodo, es una tarea que no es fácil y que complicada se antoja. Político de tres al cuarto, de malversaciones y gastos impíos, de censuras odiosas y vetos asesinos, que desangran la libertad del ser nacido y destruyen la virginidad del alma sin sentido.

Si quieres irte por la puerta grande, adelante, la tienes abierta, pero si quieres arrastrarnos a todos al infierno, no insistas, cortaremos las cadenas. 

Has abrazo a lucifer y le has dado un beso de Judas, pero quieres seguir poniendo la cara, para reventar el silencio de un pueblo muerto. Muere político deshonrado, eres la vergüenza de la especie, el liderazgo de la corrupción, el prevaricato de la tierra. Si quieres irte por la puerta grande, adelante, la tienes abierta, pero si quieres arrastrarnos a todos al infierno, no insistas, cortaremos las cadenas.

Ávidos lectores, cortaremos las cadenas, desvirtuaremos el tiempo para demostrar que en cualquier momento, tu mente se irá con tu cuerpo y volverán a ver la vida nuestros sueños. Político desposeído del alma, muere en el fuego de las vanidades, huye y recorre el laberinto de las maldades y deja a tu pueblo que se gobierne con sus verdades. Adiós, político funesto, púdrete sin prisas en el infierno.

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