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La solución

Luis Rossi | 18 de febrero de 2014

Una cosa que siempre me ha llamado la atención en la pragmática del neoliberalismo catecumenal de la idiosincrasia comunista del común de los humanos, es la capacidad para desangrar las viscerales moralidades del arcaico y repugnante oligopolio de la servidumbre moral del mundo. 

Una cosa que siempre me ha llamado la atención en la pragmática del neoliberalismo catecumenal de la idiosincrasia comunista del común de los humanos, es la capacidad para desangrar las viscerales moralidades del arcaico y repugnante oligopolio de la servidumbre moral del mundo. Esto que resultan palabras banales o bacanales, llenas de un sentido metafórico, retórico, didáctico, sintáctico y epistemológico, no es más que el resultado de una sintaxis complementaria del verbo que ya se sabe por dónde van los tiros, nada más mirar a la cara. 

Una muchedumbre aislada del sentimiento pasional del resquemor humano que te corre por el duodeno y llega hasta el huevo izquierdo si es hombre, al derecho si es mujer, se desprende de la teoría de que cambiar las cosas de sitio es algo inherente de la evolución humana.

Si nadie es capaz de alfabetizar una babucha de paño, de esa que no te hacen daño, que no te las quitas ni en el cuarto baño

Si nadie es capaz de alfabetizar una babucha de paño, de esa que no te hacen daño, que no te las quitas ni en el cuarto baño, una suculenta brisa de aire fresco con sabor a mojama de la buena podría poseer tus senos en menos que un gallo se fríe un huevo. 

Las arterias principales del mecanismo ancestral, casi divino, de vivir con un sino sin maleza, faltos de paz y con abundancia de tristeza, no es sinónimo del vino, también cuasi divino, que en una homilía se sirve a los peregrinos en la iglesia del político. Político, que con ansiolíticos, se forja un espíritu cítrico, que no deja el más crítico pasar del neolítico a unos sueños producidos por el estímulo dendrítico, arrodillándose por sus deseos posesivamente proclíticos.  

Político, que con ansiolíticos, se forja un espíritu cítrico, que no deja el más crítico pasar del neolítico

El caudal que hierve por el hemisferio sur del norte del subconsciente, no es más que la riada que absorbe el disparate de un pueblo loco de remate por las ojeras de Belén Esteban, el bigote del otro medio de Juan y las pajas de la Olvido. No es más justo quien menos afirma que su voz es una prolongación de su miembro o miembra, depende de la cateta, ca’teta que tengas al alcance de la mano, otra vez izquierda o derecha, a gusto del exprimidor.

En resumidas cuentas, ávidos lectores, el sindicato de la paciencia se ha puesto de huelga para dictaminar con leyes inciertas, que el resultado más eficaz es la no violencia, hasta que alguien activa la bomba de la vergüenza y ya no puedes parar de bailar sobre la tumba de los esputos amos de la tierra. No te ofusques en buscar solución a un texto apócrifo, de un experto en la lucha contra la engañifa, que sin probar la grifa, es capaz de revolver las entrañas del califa, que hasta se le engrifa el vello en una rifa de pasiones directas con la desengañifa.

Si habéis leído el titular y os sentís engañados por este texto ficticio, imagínense la de sueños que se pierden cuando un político miente en su propio beneficio.

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