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78 años de un doble asesinato en Barbate: los hermanos Caro Marín

Heraldo de Barbate  |  11 de julio de 2014 (03:00 h.)

El historiador Santiago Moreno cuenta en exclusiva el fatídico hecho que sucedió a las puertas de la Guerra Civil en la localidad barbateña

Santiago Moreno Tello

Hoy 11 de julio de 2014, casi ocho décadas después de que fueran asesinados los sindicalistas de CNT Juan y Manuel Caro Marín (a) hermanos Carito, se rotula una calle con sus nombres en su pueblo natal. Es un acto que busca la verdad: pues da a conocer un hecho fatídico que sucedió a las puertas de la Guerra Civil y, a buen seguro, la juventud barbateña desconoce. Es un acto de justicia: porque en los días en que vivimos, donde la democracia cada vez peligra más, actos como este no hacen sino reforzarla. Y es un acto de reparación para con la familia Caro Marín, más cuando el nombramiento de la calle se ha conseguido con el apoyo de todos los partidos políticos representados en el pleno barbateño y además viene a anular del callejero el nombre de Romero Abreu, falangista conileño. A través de este texto intentaremos arrojar algo más de luz sobre lo acaecido aquellos días en la aldea de Barbate.

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El 16 de febrero de 1936 ganaba las elecciones generales el Frente Popular. En el municipio de Vejer de la Frontera, donde se incluía Barbate, el 64 % de los votos fueron para la alianza de izquierdas. No llegaron al 40% los votos del Frente Antirrevolucionario. Y la Falange de José Antonio Primo de Rivera tuvo que conformarse con el 4% del escrutinio, unos 206 votos. Esta cifra que en principio puede parecer insignificante es una de las más numerosas de la provincia. Esto puede explicarse debido a que en Barbate se encontraba el Consorcio Almadrabero sobre el cual algunos historiadores piensan que del mismo irradiaba la influencia fascista al resto de la población. Cierto o no, la verdad es que se presentaba una primavera "movidita" en Barbate, y por extensión en todo el término de Vejer.

Tras los atentados realizador por la Falange a mediados de marzo en Madrid, el gobierno decidió ilegalizar el partido. A pesar de ello no consiguió rebajar los niveles de violencia en las calles. El propio 14 de abril, aniversario de la II República, los falangistas volvieron a atentar, ahora contra la tribuna que presidía un desfile en el Paseo de la Castellana. Estos hechos hicieron que se tomara la precaución de detener a los líderes falangistas en las ciudades y pueblos donde los hubiera. El alcalde-pedáneo de Barbate, Francisco Javier Tato Anglada, recibió la orden desde el Gobierno Civil llevando a cabo la detención de los siguientes falangistas: Patricio Castro Muñoz, Manuel Guerra Virues, José Marchán Núñez, José y Manuel Márquez Rendón, José Pinto Malia, José Rebollo Verano, Antonio Soler Aragón, Agustín Varo Varo y José Villanueva Rebollo. De la cárcel de Vejer fueron trasladados a la de Chiclana.

Mientras tanto en Cádiz capital la situación no era mejor. El concejal del Partido Sindicalista -y con un pasado muy vinculado a Barbate-, José Miranda de Sardi denunciaba los actos vandálicos que se vivían en las calles gaditanas a manos de falangistas. A mediados de mayo el concejal del Partido Comunista Florentino Oitabén Corona presentaba su dimisión indicando en el pleno "que me amenacen a mí no me preocupa, tengo siete vidas", sin embargo añadió que no toleraba que las intimidaciones fueran dirigidas a sus familiares y amigos. Días antes del golpe de Estado del 18 de julio los concejales gaditanos llevaron a cabo una reunión secreta que no quedó registrada en las actas capitulares. En la misma el concejal Ignacio Chilía tras hablar con el teniente-alcalde Rafael Madrid, un concejal socialista y otro comunista, llegaron a la conclusión de que el Gobernador Civil debía dar permiso a los concejales para llevar armas, debido a las amenazas de muerte que recibían continuamente de los fascistas. En este enrarecido ambiente sucedió el asesinato de los hermanos Carito en Barbate.

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Como es bien sabido Juan y Manuel Caro Marín estaban afiliados a la CNT, sindicato mayoritario de Barbate. De entre los dos destacaba la figura de Juan, más joven y bien instruido. Albañil de 20 años y domiciliado, al igual que su hermano, en la calle Oliva nº22. La noche del 11 de julio mientras paseaba con otros amigos por la Avenida Fermín Salvochea -hoy Avenida del Río-, se le acercó el falangista Manuel Bermúdez haciendo sobre él varios disparos cayendo al suelo herido. Inmediantamente sus compañeros y su hermano Manuel intentaron levantarlo pero Bermúdez volvió a disparar matando en el acto a Manuel.

Juan, muy gravemente herido, fue llevado a la consulta del doctor Valencia que le diagnosticó herida en el estómago con orificio de salida. Juan Caro fue montado en un camión y se le trasladó a Cádiz. Hacia las tres de la madrugada llegaba el vehículo al Hospital de Mora. Aunque se le realizaron varias transfusiones había perdido demasiada sangre en el camino. Juan Caro fallecía en Cádiz a las siete y media de la mañana.

El asesinato de los hermanos barbateños cayó como un jarro de agua fría no sólo en Barbate. Dicho acto de violencia fascista movilizó a casi toda la población gaditana. Al día siguiente, domingo 12, el cadáver de Juan fue trasladado al Depósito que se encontraba en el cercano barrio del Mentidero. Aquel mismo día visitaba la ciudad Blas Infante que promovía el Estatuto de Autonomía para Andalucía. Mientras saludaba a los alcaldes de la provincia que se reunían aquel día en la llamada Asamblea Magna de alcaldes, vivió el minuto de silencio que se realizó por el atentado contra los barbateños. Lo solicitó el teniente-alcalde de Vejer el socialista Francisco Rubio Saro (a) Casimiro.

El entierro fue convocado para la tarde del lunes 13. Así lo describió Diario de Cádiz: "A la hora del entierro la plaza de Falla se encontraba materialmente invadida por los obreros y numerosas entidades sociales de la población, así como la calle Hércules, inmediata a la que se encuentra el depósito de cadáveres".

Los obreros de CNT cargaron con el féretro durante todo el trayecto. El cuerpo de Juan iba envuelto con la bandera roja y negra. Continúa su descripción Diario de Cádiz: "La marcha se hacía muy penosa, pues las calles estaban completamente invadidas". El recorrido fue a partir de ahí el siguiente: Ramón Ventín -hoy Sacramento-, Plaza Castelar -hoy Candelaria-, y Santiago. Allí, donde se encontraba el local de CNT, el féretro se detuvo unos instantes continuando por Plaza Catedral, Alonso el Sabio -hoy Pelota-, Plaza de la República -hoy San Juan de Dios- y Núñez de Balboa -hoy Cuesta de las Calesas-, hasta extramuros. El entierro se dio en el cementerio de San José a las siete y media de la tarde. Durante aquellas dos horas cerraron los trabajos, comercios, bares, etc. En incluso Diario de Cádiz retrasó la salida del rotativo del día siguiente. Aquella provocación fascista fue respondida por las izquierdas y resto de la sociedad civil sin la más mínima violencia, sólo con un respetuoso silencio. 

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