Comienza la semana, los feriantes preparan sus atracciones, puestos de turrones, tiritos, patitos, ganchos que nunca agarran relojes. En la entrada del Real, un feriante organiza su puesto de pelotas, “¿las expectativas para este año? Llevamos cuatro años que no hacemos un duro” exclama José María, que acude cada año en estas fechas a la Feria del Carmen “desde que se ponía en el Zapal”, añade. Una de las principales preocupaciones cuando llegan a cada recinto es la poca rentabilidad ante el aumento de impuestos y el nivel de paro en las localidades. Pero en Barbate, además, se suman dos preocupaciones más: el levante, “como salte, adiós” bromea José María, y la falta de seguridad durante la semana.

Los feriantes coinciden en la falta de seguridad y servicios que se ofrecen en el recinto ferial de Barbate a los propios trabajadores. “No hay un recinto para nuestras caravanas, no hay desagües y no hay vigilancia”, explica José María. Asimismo, muestran sus quejas por los repetidos cortes de luz durante las jornadas de feria. En la parte de las atracciones, varios propietarios conversan y explican que llevan varios años contratando seguridad privada ellos mismos, ya que “la policía aquí no entra”.  Señalan que, por la noche, después de cerrar las distintas atracciones, “empiezan a pegar patadas, volcar máquinas y a robar bastante. Esta feria está muy dejada”, añade uno de los trabajadores.

José María reconoce también que muchos puestos han dejado de acudir por la falta seguridad. “Aquí hay público bueno como en todos sitios, pero hay una proporción de gente que se comporta peor que en otros lugares, y a eso súmale la falta de policías”. Otro propietario entra en la conversación, “¿Tu crees que se pueden poner unas caravanas pegadas a un pasto seco?”, se pregunta. Y es que las viviendas de los feriantes se encuentran detrás de las atracciones, pegadas al pinar ante el peligro de posibles incendios, y no en un recinto cerrado con servicios mínimos, como reclaman y les ofrecen “en la mayoría de las localidades” a las que acuden.

“Esta feria no es muy cara”

Los feriantes reconocen que en Barbate no pagan impuestos abusivos, como ocurre en otras ciudades. “Pagamos luz, agua y sitio. Para su estado y para como está la economía, el terreno es caro, reconoce Manuel, propietario de un puesto de turrones situado en la entrada, aunque matiza que hay ayuntamientos que se portan mejor y peor en impuestos, “Barbate se encuentra en la línea media”.

Un puesto de turrón en Barbate cuesta unos 200 euros toda la feria, más unos 80 euros de luz y 20 euros de agua, además de otros impuestos. En Sevilla, por ejemplo, el puesto de pelotas de José María pagaría 3000 euros, como el propio feriante reconoce. A pesar de los aumentos constantes de impuestos, los feriantes explican que los precios de las atracciones “se están manteniendo” desde hace muchos años. “Ahora mismo estamos aguantando carros y carretas, ya que hay otras necesidades, tanto para ayuntamientos como para ciudadanos, antes que gastar en ocio”, reconoce Manuel. 

Preocupaciones y peticiones para poder realizar un mejor trabajo y vivir en dignas condiciones. “Deberían entender que el recinto tendría que estar en mejores condiciones no sólo para los feriantes, sino también para los visitantes”, reclama uno de los trabajadores.