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Con la U de Uniforme

Joaquín Fernández | 11 de septiembre de 2013

Otro curso escolar. Qué recuerdos. El primer día que pisamos la escuela. Ese primer curso en el que nos enseñaron las vocales. Repasémoslas.

Un nuevo curso escolar. Abecedario, vocabulario, oraciones, números… Los alumnos se enfrentan a una nueva etapa con la que crecer. Los padres, por el contrario, seguirán repasando la tabla de multiplicar, las sumas, las divisiones y, sobre todo, las restas. Las matemáticas nunca fueron fáciles, y menos en la repetida “cuesta de septiembre”.

Nuevos materiales, diccionarios, rotuladores, lápices y, también, nuevo uniforme, aunque poco a poco esta tradicional ropa escolar ha decaído en nuestra localidad. Una lástima. Un uniforme que alivia a más de un padre económicamente a la hora de comprar ropa para todo un año, y que soluciona muchos quebraderos de cabeza sobre “qué ponerme” por las mañanas; amén de otras razones como la de que no hay diferencias entre ‘poderosos’ y ‘humildes’.

Otro curso escolar. Qué recuerdos. El primer día que pisamos la escuela. Ese primer curso en el que nos enseñaron las vocales. Repasémoslas. Con la A de alienación. El uniforme aliena. La pérdida de la personalidad del joven, de su estilo. Y es que la ropa también forma parte de su personalidad. Con la E de elección. La libertad de elegir qué ponerse cada mañana desarrolla las capacidades del joven, las tomas de decisiones en un futuro incierto. Enfrentarse a qué camino elegir. Con la I de integración. No por llevar un uniforme todos somos iguales. Esa es la solución más fácil. Lo complicado es que el profesional y la familia enseñen al niño que todos son iguales, que sus compañeros tienen los mismos derechos que él, pese a llevar una indumentaria distinta o más barata o de peor calidad, o sin una marca que lo distinga. Son los padres los que compran marcas, no los niños. Con la o de obediencia. El joven debe obedecer a sus pensamientos, a sus creencias, a su aprendizaje a partir de lo que le ha rodeado y le ha mostrado los senderos posibles. El uniforme no es más que una obediencia subliminal a un sistema que pretende que los ciudadanos sean uniformes, casualmente con la U.

Con la U de uniforme. Una sociedad uniformada, con un pensamiento único. No hay una sociedad más igualitaria en la que todos sus miembros son diferentes, pero con la r de respeto. El uniforme, la solución fácil. Háganle pensar. Enseñen a los jóvenes. 

 

 

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