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ACCESIBILIDAD

El difícil camino del día a día

J.Fernández/ L.Rossi  |  05 de noviembre de 2013 (03:29 h.)

Diego González y Juan José Ramos son dos barbateños que encuentran a diario numerosos problemas al recorrer las calles de su pueblo.

Existen caminos de piedras, senderos llenos de altos escalones, carreteras con baches, callejuelas con estrechas aceras e, incluso, avenidas con demasiada pendiente. Caminos, hay muchos, y hay que tomarlos cada día. Algunos no tendrán problemas para recorrerlos, pero otros encuentran tantas dificultades que el tomar uno de ellos se convierte en una aventura diaria. Y es que todos son ciudadanos.

Diego González Revuelta y Juan José Ramos Miralles son dos personas discapacitadas físicas. Hacen su vida en una silla de ruedas. Cada día recorren un camino para llegar a sus puntos habituales donde quedan con los amigos, toman café o hacen sus compras. Se sienten ciudadanos, aunque con más dificultad que otros, como ellos reconocen. Y es que al salir de sus casas les espera un difícil camino. Aceras estrechas en las que no caben sus sillas, rampas a medio hacer y un largo recorrido por la carretera muy cerca de los coches, ya que un alto escalón les impide tomar la acera como cualquier otra persona.

Diego González vive en la calle Cal y Canto. Cada tarde recorre varias calles para llegar a una cafetería del Paseo Marítimo, donde queda con sus conocidos. “Existen rampas en algunas aceras, pero no en otras no”, señala Diego como una de las principales dificultades. Así, se ve obligado a coger por la carretera, con el peligroso paso de los coches, “la carretera también está hecha un desastre. Hay que tener cuidado de no meter las ruedas en algún boquete”.

Juan José Ramos vive en La Hijuela. Cuando intenta llegar a la avenida Andalucía para estar con sus conocidos, no puede coger por el Zapal, ya que los escalones hacen inaccesible ese camino. “Me veo con impotencia como persona, no porque esté en una silla de ruedas, sino porque Barbate no está preparado para mí”, declara Juan José.

Una ciudad accesible

En la comunidad andaluza existe el decreto 293/2009 sobre accesibilidad y eliminación de barreras arquitectónicas. El respeto de los ayuntamientos a la accesibilidad es obligado, tal como marca la ley, pero las asociaciones reconocen que se incumple en numerosas ocasiones, ya que a veces se excusan con la crisis económica. “Sabemos que estamos en una época en la que no hay dinero para nada, pero eso no quiere decir que las medidas sociales se dejen de cumplir, si hay que eliminar una barrera arquitectónica se elimina”, señala Diego Márquez, vicepresidente de la Asociación Gaditana de Personas con Discapacidad Física (AGADI).

Ante esta situación, el arquitecto Técnico de la CEAPAT, José Manuel Mera, explica que cualquier ciudadano puede elaborar un escrito dirigido al delegado correspondiente, en el que solicite el cumplimiento de la normativa.

Acciones desde el Ayuntamiento

El delegado de Urbanismo, Antonio Domínguez Tocino, afirma que el Ayuntamiento de Barbate dispone de un Plan Municipal de Accesibilidad, pero no se puede llevar a cabo por cuestiones económicas. Asimismo, reconoce que desde el Consistorio se han realizado reformas puntuales, a través del Plan E y Plan Proteja, para facilitar la accesibilidad a personas con movilidad reducida, como por ejemplo el acceso al propio edifico consistorial, la avenida Andalucía o zonas en la calle Pío XII.

Así, Tocino señala que “las quejas que les llegan las tienen en cuenta”. Explica que son los responsables de Vías y Obras los que se encargan de satisfacerlas, ya que el mantenimiento del buen estado de las calles es competencia de esta delegación.

Las personas que tienen dificultades encuentran problemas en muchas zonas como, por ejemplo, las rampas que los propios vecinos construyen en algunas aceras para acceder a garajes privados.  Ante esto, el delegado de Urbanismo señala que desde el Ayuntamiento "se exige la eliminación de esas rampas porque no tienen permisos para construirlas”, puesto que cuando se concede una licencia de obra se les exige “que si toca las acera se tiene que dejar en las mismas condiciones en la que estaba”.

Diego y Juan José seguirán recorriendo cada día las calles de su pueblo para estar con sus vecinos. Seguirán por aceras estrechas, por carreteras llenas de grietas y por rampas imposibles. Pero quizás el escalón más alto que se encuentran cada día es el de la concienciación de sus paisanos: coches mal aparcados, rampas caseras en las aceras, y políticos que anteponen lo económico a lo humano. Y es que no hay que olvidar que son ciudadanos.

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