Ahora todo el mundo puede dejar perlitas como quien no quiere la cosa y quedarse tan pancho, claro, como están las redes sociales que son un ventanal al mundo y les ofrece la posibilidad de dar rienda suelta a lo que “ellos” creen que es una opinión ya todo tiene que valer, cuando realmente lo que uno tiene que soportar es una ristra de idioteces sin fondo alguno; y si a eso le añadimos un sin fin de faltas ortográficas, apaga y vámonos. Prefiero que me saquen las cuencas oculares con un cascanueces antes que contemplar eso, al menos así el dolor será físico y con el tiempo cederá, en detrimento del daño psicológico del otro que será más duradero y prácticamente imposible de sacar del coco.

Twitter y Facebook (ya Tuenti no tiene sentido, simplemente) son grandes avances sociales para el mundo moderno, plataformas para poder informarnos y, sobre todo, comunicarnos, pero lo que se vive en el mundo real se traslada al entorno virtual en lo que se conoce como “libertinaje”, en forma de comentarios obscenos, críticas carentes de toda lógica, insultos, etc. y como dice el refrán que a palabras necias oídos sordos, en este caso la transformación quedaría tal que así: “A tuits o publicaciones necias, ojos ciegos”.