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De arte va el asunto

Raúl Malia | 19 de septiembre de 2013

Arte, y del bueno, y para dar más señas nada más que hay que ver el revuelo que se ha formado con la actuación de Estela Amaya en el reality musical La Voz. Es que habiendo nacido en una tierra cálida, con toques “alatinados”, es muy difícil no tener arte.

Pero cuando hago referencia al arte no sólo me ciño al desparpajo bailando o cantando flamenco, e incluso a tener una capacidad asombrosa de hacer reír; realmente voy encaminado a desvelar el arte como respuesta a la cultura, es decir, partiendo de  tradiciones históricas y tan diversas que se han ido afianzando con el paso de los años, poder tener la oportunidad de conocer a personas individuales o colectivos con un talento especial que nos provoque la sensación de privilegio por haber nacido, al igual que tú, en esta tierra y que hagan sentir al “forastero” tan de aquí como uno mismo.

Es una cuestión que nos planteamos muchas veces ¿Cómo puede haber tanto arte por metro cuadrado?Personas que dibujan y/o pintan cuadros, graffittis, o realizan esculturas increíbles; personas que cantan con el alma, tanto flamenco, música actual o carnaval; personas que bailan como si flotaran sobre el piso, bailaores/as de flamenco taconeando al compás de una guitarra española, incluso el funky se nos da de maravilla y tenemos “arte” hasta para fusionarlo; personas que son verdaderos músicos con todas las letras, capaces de crear melodías asombrosas que son un verdadero gustazo para el oído; personas que escriben tanto prosa como verso, auténticos navegantes de la pulpa de celulosa, deslizando su pluma con sutileza y plasmando sus más directas inquietudes; personas que utilizan la rima para hacer reír, para enamorar y para desenamorar; personas que fomentan las fiestas tradicionales para enriquecer la cultura de cada pueblo, que a fin de cuentas esa será su seña de identidad; y así sucesivamente…

Seguro que con cada una de estas formas de expresar el arte nos ha llegado a la mente algún conocido o familiar que goza de tal virtud. Es una respuesta emocional completamente normal, señal de que ciertamente estamos rodeados de arte y nos influye directamente en nuestras vidas.   

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