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Las lágrimas de la pobreza

Juana María Malia Pérez | 09 de octubre de 2013

La pobreza tiene rostro, seres humanos… Surca un llanto silencioso, una impotencia desde las entrañas…Ya se ha hecho  algo cotidiano, Cada vez son más las personas que no tienen donde recostar su hombro,  penurias, falta de trabajo, escasez, y podríamos seguir con un sinfín de problemas. La espera de cada día, intentando combatir con gigantes, y pensando como esta situación se parece a un genocidio, lento, injusto y despiadado.

Recuerdo que fue en el colegio donde me hablaron por primera vez de los países pobres, los llamados subdesarrollados, marcados por la hambruna… Tengo grabada en mi retina esos rostros de los niños del hambre, pequeños ciudadanitos de este mundo que no tienen que llevarse a la boca. Pero ahora nos ha tocado a España también, la gente hurgando  en los contenedores  de basura sin padecer el síndrome de Diógenes, mucha gente vive de la caridad, muchos cercanos a nosotros sobreviven a duras penas. Hoy las lagrimas de la pobreza están en cualquier lugar…Duele el dolor de la gente, duele saber que algunos comen alimentos caducados que otros tiran, y no podemos mantenernos al margen, porque cada vez son  más las  familias que se encuentran al límite y están mendigando pan. Surge la pregunta, ¿Cuándo acabará todo esto? Una canción surca por mi mente. España camisa blanca de  mi esperanza a veces madre otras madrasta…Recuerdo otra .Mi querida España esa España mía esa España nuestra. Y aquella de “La vie en rose” La vida ya no es en rosa, la vida es dura y difícil- El hambre se ha convertido en una pesadilla - Habrá mucha gente que mirará al suelo y  otras al cielo  para hacer una petición, tal  vez desearan ver un milagro, el de la multiplicación de los panes y los peces, donde Jesús de Nazaret alimentó a la inmensa multitud. Mas nuestra capacidad de entendimiento y nuestros sentimientos como seres humanos dotados de libre albedrio podría contribuir al llamado de la generosidad en favor de otros, y dar de comer al hambriento, pues sabemos de sobra que existe el hambre en el mundo y la tierra gime como una mujer con dolores de  parto. Solo Él podrá tocar corazones  y enjugar todo llanto, porque duele el hambre, duele las lágrimas de la pobreza.

Dejo constancia de lo que dice el libro de Deuteronomio, en los siguientes  versículos 15 ,11 Porque nunca faltarán pobres en tu tierra; por eso te ordeno, diciendo: “Con liberalidad abrirás tu mano a tu hermano, al necesitado y al pobre en tu tierra.”

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