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Ríos de palabras

Juana María Malia Pérez | 07 de agosto de 2013

Las palabras son inagotables, caudalosas, comparable a los ríos que van fluyendo… Ellas, tienen voz y vida, se expresan, pueden edificar y destruir. Por medio de ellas hablamos lenguaje oral y lenguaje escrito. Hoy en este periódico estrenaré palabras… 

Las palabras son inagotables, caudalosas, comparable a los ríos que van fluyendo…

Ellas, tienen voz y vida, se expresan, pueden edificar y destruir. Por medio de ellas hablamos lenguaje oral y lenguaje escrito. Hoy en este periódico estrenaré palabras… Espero y deseo que comuniquen algo, que trasciendan ,que a veces puedas sentir esa sonora melodía del corazón que te haga un tic-tac, que instruyan y hagan participes, de lo que podamos transmitir, contar o comunicar, siempre desde el respeto, la libertad y la tolerancia, esa es la intención. Algunas veces serán opiniones .Otras, a modo de pequeñas historias, y alguna que otra vez, me atreveré a regalaros algunos de mis versos.

Y a modo de historia te voy a contar…

LA CHICA DE LA PERFUMERIA. Era pequeña, delgada, con grandes ojos color caramelo.

“Tenía ángel” lo viví en primera persona, se acercó al lugar donde me encontraba, una estantería repleta, estaba indecisa, buscaba un perfume para regalar.

Entre tantos era difícil elegir, pero allí estaba ella Me ofreció un delicioso perfume y sentí su fresco aroma. Así que lo acepté y pensé, huele muy bien, pero al fin y al cabo, el frasco se agotaría con el uso, como todos, pero sorprendentemente recibí otro perfume de más excelencia. Fue esa amabilidad que emanaba de su interior. Así como el saber que estaba haciendo su trabajo de la mejor manera. Luego le pedí una barra de labios y actuó de igual forma, sin perder la sonrisa… estaba allí para servir con toda humildad y delicadeza, especialista del más mínimo detalle…. Incluso limpió el carmín que probé en mi antebrazo con toallitas húmedas y olorosas.

Fue paciente, educada, me atendió, me aconsejó y cuidó de que todo fuera bien.

Para mí no fue una sencilla vendedora. Vi cualidades en ella, era una mujer con corazón amable… Y me alegré mucho de que personas así sigan existiendo y que tengan trabajo.

Os invito a mirar el corazón de la gente y no las apariencias, seguramente descubrirás y te reinventaras, te renovaras, y juntos aprenderemos de los logros y de los errores.

Y a propósito de esta historia quisiera posicionarme a favor de la gente que necesita con urgencia de un trabajo. Así que esto es una llamada a la gente del mundo empresarial.

Señores empresarios. Contraten… elijan bien, hay gente valiosa, y se merecen un puesto de trabajo digno, seguramente lo que ustedes inviertan tendrá su recompensa.

Con amor: desde ríos de palabras.

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