Era habitante de un submundo. Pasajero excluido, marginado. Herido en sí mismo y avergonzado de su triste condición, con la culpabilidad a cuestas, por hacer aquello que era ilícito, aquello que no era conveniente para un ser humano que se preciara de serlo.

Le habían regalado una vida para vivir pero habitaba en un caos sin futuro, muerto en vida. Cada día comenzaba con la misma rutina de siempre, llevaba una mochila al hombro, unas ropas sucias, unos zapatos agujereados y desgastados por el tiempo.

 Astuta y pérfida ella, con su vestido engañoso y de esclavitud, pero ella era su obsesión su pasión y su perdición…

Aquella mañana se sentaría y pediría  su ración de mutilada esperanza, prendida en aquellas monedas que era todo el falso paraíso de sus sueños de hojalata, se sentía desahuciado, despojado, desposeído del valor de un hombre, que sabía que su futuro era incierto, cada día su objetivo era el mismo. Dependía de una jeringa infectada de una sustancia nociva. Él… tristemente el….  Él, sí….Enamorado de aquellos ojos de áspid que lo invitaba cada día. Astuta y pérfida ella, con su vestido engañoso y de esclavitud, pero ella era su obsesión su pasión y su perdición… Pero llego aquel día qué marcó la diferencia, hubo un antes y un después.

Alguien, un mensajero, que  pasaba por allí, le tendió una mano y le dio una dirección, la leyó. Centro de rehabilitación de toxicómanos “REMAR” Y así empezó todo…. Otro camino se abría delante de sus ojos. Por aquel entonces pesaba treinta kilos .

Aparentemente nadie habría apostado  nada por él, más aquel mensajero le dijo que él era importante ante los ojos de aquel que lo amaba de verdad y él se preguntaba: ¿Quién sería? ¿Cómo puede estar interesado en mí? , fue entonces que sintió una ráfaga de luz entrando en su ser. Cayó de bruces al suelo, ante una presencia invisible y poderosa, luego dobló sus rodillas y elevando los ojos al cielo se sintió iluminado, un silencio rozaba el infinito y sintió un vuelco en su corazón, una mirada llena de luz en sus entrañas.

Así comenzó en él su restauración, rescatado, salvado, sintió que dejaba su vieja condición de prisionero para sentirse al fin libre. Aquellas palabas pronunciadas con certera convicción hicieron temblar su cuerpo. ¡Perdóname Dios ¡ y en el cielo hubo fiesta por aquel joven arrepentido de su maldad y locura. No hay submundo al que la gracia y misericordia del Divino Redentor y el Buen pastor no pueda llegar, y siempre da una oportunidad… Siempre llega a tiempo.  

Han pasado algunos años, cuando lo conocí y me contó el testimonio de su vida, era un hombre totalmente reformado, ese hombre es mi amigo,

Han pasado algunos años, cuando lo conocí y me contó el testimonio de su vida, era un hombre totalmente reformado, ese hombre es mi amigo, por la gracia de Dios es hoy un ministro del evangelio un hombre nuevo y redimido,  era un leproso de la sociedad, hoy es un embajador de la palabra. Las drogas siguen actuando y desacreditando vidas, hiriendo y contaminando…

El submundo no ha sido eliminado, está ahí, existe, y cada vez aparecen más sustancias nuevas llenas de sofisticación y más agresivas, es el caso de las nuevas drogas llamadas “sonora”  y  “caníbal” cuya agresividad incita al canibalismo. Ella llega con su rostro de engaño y prepotencia .Es una caníbal, es depredadora, sin piedad, es mentirosa, te hará pedazos a ti y quien encuentre a su alrededor. Que la salud te acompañe, que seas ungido o ungida con oleo de alegría…

No te hace falta probar, guarda tu corazón tu mente y tu cuerpo del mundo de las drogas, no permitas que algo tan malvado y desastroso puedan penetrar en ti. Si alguna vez te cruzas con ella o te la ofrecen,  dile no, elige bien. Cruza el andén de la esperanza y el tren de la vida.